lunes, 29 de septiembre de 2008

El tren de alta velocidad de California

Una de las cosas que más me gustan de la democracia estadounidense es la frecuencia con la que los políticos están obligados (por ley o por conveniencia, pero el resultado es el mismo) a preguntar a los ciudadanos sobre ciertas medidas que les afectan directamente. Por ejemplo, junto las elecciones presidenciales del 4 de noviembre, en California se votarán toda una serie de medidas de ámbito estatal (del Estado de California). Una de las más polémicas es la proposición 8, para derogar en la práctica la legalidad de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Otra proposición a la que no se le ha prestado toda la atención debida es la etiquetada como 1A, que pregunta a los californianos si el Estado debería financiar la creación de una red de ferrocarriles de alta velocidad conectando las principales ciudades del estado dorado. A una velocidad similar a la del AVE (220 mph, o 354.05568 km/h según San Google), sería posible hacer el trayecto de Los Angeles a San Francisco (de centro a centro de ciudad) en alrededor de dos horas y media. Un mazazo a Southwest y otras aerolíneas que cubren el trayecto.

El coste estimado es de 40 millardos USD ($40x10^9), de los que California aportaría la cuarta parte, y el resto el estado federal e inversores privados mediante bonos. Ese es el principal argumento de los detractores del proyecto, quienes suelen olvidar que el coste de no construir la red, teniendo que aumentar la capacidad de aeropuertos y autopistas para acoger el esperado aumento de viajeros se estima en unos 80 millardos. Además, a largo plazo, el precio de la gasolina no puede sino seguir subiendo, haciendo mucho más atractivo el viaje en tren que en carretera o avión.

Hay un blog, creado en marzo, que trata el tema desde un punto de vista favorable, y propone a España como un ejemplo de éxito de los ferrocarriles de alta velocidad, con líneas rentables y puntuales comiéndole el terreno al puente aéreo. Además, la geografía política de California y de España es similar, con importantes centros de población muy concentrados, separados por grandes extensiones apenas habitadas. Por una vez, nos copian.

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